Por qué educar sobre el dolor permitiría a las personas controlar el sufrimiento físico

El australiano Joshua W. Pate, doctor en fisioterapia, dialogó con Infobae sobre cómo las expectativas personales y los factores sociales influyen en la percepción del dolor.

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En 1995, el British Medical Journal publicó un informe asombroso sobre un constructor de 29 años. Accidentalmente, el joven saltó sobre un clavo de acero de 15 centímetros, que atravesó su bota. Tenía un dolor tan agonizante que incluso el más mínimo movimiento era insoportable.

Pero cuando los médicos le quitaron la bota, se encontraron con algo sorprendente: el clavo nunca había tocado su pie. Ese hecho fortuito hizo que el hoy best seller Joshua W. Pate redujera sus horas de trabajo como fisioterapeuta senior para hacer un doctorado en la Universidad Macquarie en Sydney, Australia, la misma ciudad en la que nació y vive aún.

Su fascinación por los factores que influyen en la salud de las personas que sienten dolor lo llevó a tratar de averiguar lo que la gente piensa sobre esa percepción. Pero para comenzar a resolver estos misterios, se necesitaba herramientas. Entonces, creó una serie de técnicas que llamó Concept of Pain Inventory (COPI) y las publicó como libro en 2020. El COPI fue desarrollado para permitir la educación específica en la ciencia del dolor y para evaluar la efectividad de la educación en la ciencia del dolor, según explicó.

“Me gustaría que el aprendizaje sea más accesible -cuenta a Infobae-. Quisiera que la próxima generación aprenda más sobre la complejidad de la ciencia del dolor. Un creciente cuerpo de investigación está mostrando la importancia de esta educación”. Desde que obtuvo su doctorado, trabaja como profesor de fisioterapia en la Universidad de Tecnología de Sydney (UTS), construyendo recursos de aprendizaje como por ejemplo libros para niños y animaciones en línea.

Está investigando cómo piensan las personas sobre la ciencia del dolor y cómo se relacionan con su dolor y el nivel de discapacidad que puede generar. Es un orador TEDx activo y publica en los medios científicos más reconocidos las conclusiones de sus investigaciones. Su primer video TED-Ed lleva el título “el mapa en tu cerebro” y trata sobre la fascinante ciencia de los miembros fantasmas. El segundo sobre la ciencia del dolor. Entre ambos han alcanzado más de 2 millones de visualizaciones.

GQJYERAZ2REOTDPZ34MP7X6BSAPate desarrolló distintos formatos para enseñar sobre el dolor

Joshua Pate en primera instancia, a través de correos electrónicos y luego por video llamada.

-¿Es verdad que el dolor puede ser real, pero la causa no existir?

-Casi desde el origen de la experiencia médica conocida como tal los científicos pensaron que el dolor era una respuesta directa al daño. Según esa lógica, cuanto más grave es una lesión, más dolor debe causar. Pero a medida que aprendimos más sobre la ciencia del dolor, descubrimos que el dolor y el daño tisular no siempre van de la mano, incluso cuando los mecanismos de señalización de amenazas del cuerpo funcionan por completo.

Somos capaces de experimentar un dolor severo desproporcionado con una lesión real, e incluso dolor sin ninguna lesión, como el constructor, o los casos bien documentados de parejas masculinas de mujeres embarazadas que experimentan dolor durante el embarazo o el parto.

-¿Qué es lo que sucede en nuestro cerebro en ese momento, entonces?

-Confluyen dos fenómenos: la experiencia del dolor y un proceso biológico llamado nocicepción. Esta es parte de la respuesta protectora del sistema nervioso ante estímulos dañinos o potencialmente dañinos. Los sensores en terminaciones nerviosas especializadas detectan amenazas mecánicas, térmicas y químicas. Si se activan suficientes sensores, las señales eléctricas disparan el nervio a la columna y al cerebro.

El cerebro sopesa la importancia de estas señales y produce dolor si decide que el cuerpo necesita protección. Por lo general, el dolor ayuda al cuerpo a evitar más lesiones o daños. Pero hay toda una serie de factores además de la nocicepción que pueden influir en la experiencia del dolor y hacer que el dolor sea menos útil.

HOUTNAFDSVGMRLER2CTNPOWX6ALas expectativas sobre un tratamiento o progresión de una enfermedad pueden influir en la cantidad de dolor que se experimenta

-¿Existe una psicología del dolor?

-Claramente, y la pandemia nos dio muestras concluyentes de ello. El estado emocional al que estuvimos sometidos, los recuerdos de épocas mejores, las creencias sobre el dolor y las expectativas sobre un tratamiento o progresión de una enfermedad pueden influir en la cantidad de dolor que se experimenta. En un estudio que hicimos con mi equipo, los niños que dijeron creer que no tenían control sobre el dolor en realidad experimentaron un dolor más intenso que aquellos que creían que tenían cierto control.

Las características del medio ambiente también son importantes: en un experimento, los voluntarios con una varilla fría colocada en el dorso de la mano informaron que sentían más dolor cuando se les mostraba una luz roja que una azul a pesar de que la varilla tenía siempre la misma temperatura. Uno de los ítems esenciales en pandemia en materia de experiencia de dolor fueron los factores sociales. Las limitaciones en el acompañamiento familiar afectó la percepción del dolor durante la pandemia.

Sentimos dolor físico y emocional por lo que sucedía, pero también por lo que sentíamos que pasaba. Esto significa que un enfoque múltiple para el tratamiento del dolor incluye especialistas en dolor, fisioterapeutas, psicólogos clínicos, enfermeras y otros profesionales de la salud suele ser más eficaz.

-Ha publicado numerosos estudios donde sostiene que si supiéramos más sobre el dolor, todo dolería menos. ¿Por qué eso sería así?

-Lo que es fascinante es que. cuando se brinda esta educación, los pacientes parecen tener mayor confianza o alguna variable mediadora que luego conduce a mejores resultados funcionales. Este conocimiento es una base y para continuar y hacer cosas como exposición gradual o ejercicio o todos los diferentes tratamientos del programa de dolor, podemos volver a la idea de que el dolor no es igual a daño.

Esos son conceptos básicos que se aprenden en la neurociencia del dolor. Las personas que acuden a una clínica del dolor a menudo han tenido sufrimiento durante mucho tiempo. Están muy familiarizados por ese lado, pero menos con la biología de lo que está sucediendo. Comenzamos por distinguir el dolor agudo del crónico, adentrándonos en cómo funciona el sistema que previene del peligro. Una nueva idea indica que el dolor se trata de protección. Es una de las muchas salidas protectoras del cerebro. Las personas más educadas (sobre el dolor) experimentaron un cambio mayor y una mejora mayor en su conocimiento de la biología del dolor.

-Los especialistas concuerdan en que aún no percibimos las huellas que nos dejará el COVID-19, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de responder al dolor de una manera saludable?

-En un experimento que realizamos con niños les pedimos que dibujen algo de aquello en lo que piensan cuando escuchan la palabra dolor. Todos los que habían sufrido algún dolor intenso o persistente incluyeron algo emocional en sus imágenes; mientras los que no, sólo dibujaron heridas. Ambos grupos de niños sufrían lesiones como lo más común, pero existe una sensación única y real del sufrimiento que surge cuando el dolor persiste. Se convierte en una experiencia realmente emocional.

Eso nos dejará la pandemia: una experiencia que, por primera vez nos une de manera igualitaria a todas las personas. Creímos durante demasiado tiempo que una lesión en curso nos causaba dolor, eso crea una inmensa cantidad de miedo. Estas creencias inútiles pueden ser muy dañinas. Pero comprender lo que aprendimos de lo que pasamos, por qué debimos hacer lo que hicimos y por qué encaramos las etapas que siguen puede cambiar completamente el juego.

En términos de dolor nos basamos constantemente en nuestra propia experiencia personal, que está sesgada, pero recurrimos a ella para desarrollar nuestras propias ideas y conceptualizar las cosas de diferentes maneras. Se necesita bastante esfuerzo para cambiar la forma en que alguien piensa. Si pudiéramos entender los procesos sin dotarlos sólo de dolor, sino darles una lectura más holística, muchas de las situaciones que nos hacen sufrir respecto a las cuarentenas, el distanciamiento, las pérdidas vinculares, las demoras educativas, el uso de tapabocas, desde las menores a las inmodificables, daríamos una dimensión nueva al dolor. Podríamos hacerlo menos misterioso y poderoso. Lo dotaríamos de sentido.

Fuente: Infobae.

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