Más vacunas y clases presenciales: las urgencias del Gobierno para evitar más problemas

La Argentina, como cualquier país del mundo, necesita la vacuna por una cuestión sanitaria. Estamos en medio de un segundo pico de contagios, ya tenemos más de 45 mil muertos y esta semana que se inicia se va a empezar a empinar la curva de nuevos muertos, que por ahora viene estabilizada; es una cuestión matemática que se acelere.

Argentina
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Pero la Argentina necesita vacunar por otros motivos que el resto de los países tienen medianamente controlados. A la crisis sanitaria se suma la crisis económica de un país que no crece desde 2011, con una inflación descontrolada, pobreza récord y una crisis política producto de una coalición inestable y una grieta insostenible.

Por eso el Gobierno apuesta todas las fichas a traer la Sputnik V. ¿Es buena esa vacuna? Nadie dice que no. Aunque algunos cuestionan la falta de datos públicos sobre su seguridad y eficacia. “La evidencia científica es muy pobre. Tenemos la publicación en The Lancet de un estudio fase 1/2 con menos de 80 pacientes, sólo de Rusia y lo único analizado fueron parámetros de seguridad y la inmunogenicidad (generación de anticuerpos)”, describe un hombre de la industria farmacéutica. Lancet es la revista médica más importante del mundo. Sigue: “Los resultados son prometedores y probablemente sean buenos en la fase 3, pero la realidad es que aún no mostraron un solo dato que muestre que la vacuna disminuya la severidad o mortalidad de la enfermedad”.

La falta de publicidad de esos datos es reconocida por un hombre que integra la coalición de gobierno y sigue de cerca todo el proceso de la adquisición de las vacunas: “Sería más transparente que Moscú lo lleve a Lancet. Pero no lo hicieron y nosotros no les podemos exigir que lo hagan”, admite. Pese a eso, defiende su adquisición. “El estudio es tan serio y complejo como los que hicieron Oxford y Pfizer. Fase 3 terminada en 12 mil pacientes con seguridad absoluta y eficacia del 90%”, sintetiza.

“No es una obligación de los laboratorios publicar ahí. Moderna primero recibió la aprobación de la FDA y después publicó los datos. Anmat lo aprueba en base a lo que el laboratorio le entrega a través del Ministerio de Salud”, explica este importante dirigente.

Según esta lógica:

  • La aprobación de emergencia no requiere publicaciones en revistas médicas, sino la presencia de los datos.
  • Esta aprobación de emergencia está prevista en la normativa de la Anmat desde hace muchos años frente a situaciones pandémicas.
  • Desde el punto de vista legal, la vacuna en la Argentina y para menores de 60 está autorizada en base a un informe del Instituto Nacional de Medicamentos de la Anmat.
  • ¿Cuál sería el riesgo? Que un gobierno poco transparente como el de Putin esté falseando algunos datos que –repetimos- no son públicos. Sabemos en la Argentina lo que es truchar los datos.

La importancia de la vacuna

Más allá de lo sanitario, la necesidad y urgencia de la vacuna pasa también por otras cuestiones. La Argentina está en una carrera contra el tiempo.

Es uno de los países del mundo con mayor cantidad de casos de Covid-19 tanto en bruto como en proporción a su población. También de muertes.

Llegamos a esta situación después de casi 8 meses de cuarentena (con mayores o menores niveles de acatamiento) y un año entero de los chicos sin clases. Aunque las restricciones bajaron, incluso hoy se sigue con una instancia de “distanciamiento obligatorio” (Dispo).

La única medida probada y efectiva para bajar el ritmo de contagios es el distanciamiento. Se puede hacer a través de políticas duras como las cuarentenas estrictas, o más blandas como el testeo, rastreo y aislamiento de contactos estrechos de Covid positivos.

  • La Argentina no puede hacer más cuarentena porque no hay resto social para adherir a las medidas. España e Italia (que en su pico anterior tuvieron cuarentenas más cortas) están teniendo muy baja adhesión en sus restricciones de movilidad. Reino Unido y Alemania están un poco mejor porque no tuvieron aislamientos tan duros durante 2020.
  • Tampoco la Argentina tiene cómo financiar una nueva cuarentena: el Estado está quebrado.
  • No tiene capacidad de testeo ni de rastreo por falta de recursos. También tiene problemas para garantizar el cumplimiento del aislamiento de contactos estrechos. Ya nadie quiere controlar nada.

La vacuna, en esta instancia, ya no sirve (solamente) para inmunizar a la población ni para conseguir la inmunidad de rebaño, sino para morigerar los efectos de un virus devastador. Por eso esta semana Carla Vizzotti expuso el debate sobre la conveniencia de dar una sola dosis de una vacuna. Si se pudiera vacunar a más gente pero logrando una inmunización menor, ¿por qué no hacerlo? Otra vez, el país no puede tomar ninguna otra medida. El error político fue haber lanzado esa idea sobre una vacuna de la que no hay datos públicos.

¿Qué podría pasar si no se vacuna a tiempo a la población aunque sea con una vacuna no muy efectiva?

  • Se convoca a una nueva cuarentena que, en el mejor de los casos, funciona a medias.
  • Se vuelva a paralizar la economía y el Estado tiene que emitir más para sostener a los comercios cerrados, sueldos no pagados y contener la situación social.
  • Cierran más comercios, sube la desocupación, aumenta la pobreza.
  • Por la alta emisión, el dólar se dispara. El Gobierno necesita endurecer más el cepo y frenar importaciones para evitar que se desmadre.
  • La inflación prevista para 2021 y 2022, en ese escenario, sería todavía mayor al 50% previsto para este año.
  • El Gobierno pierde las elecciones 2021 por paliza y se genera una crisis de gobernabilidad que puede arrastrar incluso a la oposición.
  • Sin gobierno y con la economía asfixiada, la tensión social crece aún más poniendo en riesgo todo el sistema democrático.

La Ciudad, también en problemas

Horacio Rodríguez Larreta dijo en su reaparición pública pos-Covid que los contagios aumentaban por el incremento de los testeos. Otra vez falsean la información. Como si la apertura de casinos y bares a puertas cerradas no tuviera nada que ver con el rebrote.

Dicen que quieren habilitar las clases nuevamente, pero no está claro cuál es el plan de acondicionamiento de las escuelas públicas para que ese retorno presencial sea posible. Tampoco hay protocolos sobre cómo va a ser la vuelta a la presencialidad, ni tiempos de permanencia o cantidad de chicos.

Algo une a Larreta y Alberto: en la lucha contra el Covid todo está librado al azar, como en los casinos.

Empezaron a circular juntos Wado de Pedro y Martín Guzmán. Quizás – a ojos de Cristina- los únicos funcionarios que funcionan. Dejaron trascender que Alberto los hizo salir juntos. Arrancaron por Neuquén y fueron juntos a Entre Ríos.

ma5PJOraA-600x000Martín Guzmán y De Pedro, juntos en una recorrida por el interior
 
Dicen que es para intentar promover inversiones y llevar tranquilidad. Lo que todavía no llevaron es un plan económico. El acuerdo con el Fondo que iba a estar para marzo ahora se prevé para mayo. Probablemente pase lo mismo con las vacunas.

Alberto fue de recorrida a las plantas de Innova, la empresa que fabrica el suero hiperinmune. Se comunicó que puede bajar la hospitalización y mortalidad a la mitad en casos de Covid-19 moderados y graves. Pero la presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, Rosa Reina, aclaró en La Red AM910 que el estudio se hizo con pocos casos y que –pese a la aprobación de emergencia- todavía es temprano para aventurar resultados.

La CGT está que trina con los movimientos que hay en torno a los fondos de las obras sociales. Por si hay algún desprevenido, cada vez que un trabajador cobra el sueldo, una parte va a financiar las obras sociales. Aunque con ese dinero se financia también el manejo de sus centrales gremiales, incluyendo actos y campañas políticas. Y por supuesto, son una fuente de financiamiento de la política partidaria. Una caja que Cristina quiere controlar.

Todo esto hace que aparezca una nueva interna entre gremios que un operador sintetizó de esta manera: UPCN (Estatales) vs. Plaini (Canillitas). El primero es comandado por el centauro Andrés Rodríguez, en representación de los Gordos; Plaini es hombre de Hugo Moyano, que permanece en silencio frente a las ideas de Cristina de reformar el sistema de salud, que incluye a prepagas y obras sociales.

Alberto ordenó ahora que vuelvan las clases. Trotta repite que si no vuelven se pierden las elecciones. La exviceministra de Educación Adriana Puigróss pidió esperar un poco más hasta que todos los docentes estén vacunados. Se expone crudamente que en 2020 se perjudicó a 20 millones de chicos porque los sindicatos docentes le tenían miedo al Covid-19.

Mientras tanto, Ctera el sindicato más cercano al kirchnerismo, sigue insistiendo en pedir los índices de Nueva York para retomar la presencialidad. Una de sus máximas referentes comparó la idea de volver a las aulas con una fiesta clandestina. No hizo mención al velatorio de Maradona, que los máximos referentes de Ctera acompañaron.

Según este indicador gringo, las clases solo podrían volver si la positividad de testeo de Covid-19 es inferior a 8%. Nueva York lleva hechos 28 millones de test; toda la Argentina testeó 5,5 millones. Para bajar la positividad y volver a las aulas habría que multiplicar al menos por seis veces la cantidad de test en todo el país.

Una de las voceras de Ctera en su lucha para que las clases presenciales no vuelvan (¿nunca más?) es Angélica Graciano, secretaria general del gremio. El domingo pasado twitteó en apoyo a la libertad de Boudou. Los sindicatos no solo defienden los derechos de sus trabajadores.

Fuente: A24.com

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