El mundo en busca de la vacuna: cuáles y cómo son las principales candidatas

Las vacunas son la forma más segura y eficaz de protegerse contra virus y bacterias. Junto al agua potable, son la segunda intervención de salud pública más importante: cada año evitan de 2 a 3 millones de muertes a nivel global.

Salud
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Pero en los últimos años se convirtieron en víctimas de su propio éxito: las enfermedades que previenen dejan de verse (o se ven menos), lo que disminuye la percepción del riesgo que implica contraerlas, las coberturas bajan y las enfermedades vuelven (el sarampión, un claro ejemplo). La pandemia provocada por el nuevo coronavirus​ -para el que tampoco hay tratamiento específico- expone con crudeza la amenaza y los costos sanitarios y económicos que implica enfrentar el desafío sin la herramienta más efectiva.

Impulsadas por la emergencia y el desembolso de recursos extraordinarios, más de 40 candidatas a vacuna para prevenir la enfermedad COVID-19 avanzan a una velocidad sin precedentes, según un relevamiento de la Organización Mundial de la Salud​ (OMS). Muchos de los desarrollos en marcha provienen de equipos de investigación que venían trabajando en proyectos contra los virus del SARS y el MERS –otros coronavirus-, pero que luego de que esos brotes fueran controlados sufrieron una pérdida de interés.

“Hay muchos candidatos a vacuna ensayándose, pero la financiación que se requiere es altísima, así que los que están avanzando a fase 1 son los que cuentan con fondos millonarios ya sea que provengan de organizaciones muy importantes, como la Coalition for Epidemic Prepararedness Innovations (Preparedness), de gobiernos de países muy desarrollados (Estados Unidos, China, Alemania, Israel) o de empresas farmacéuticas multinacionales”, apunta a Clarín Emilio Malchiodi, profesor titular de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral IDEHU (UBA-CONICET​) y miembro de la Sociedad Argentina de Inmunología (SAI).

La CEPI es una organización sin fines de lucro creada en 2017 con el objetivo de acelerar el desarrollo de vacunas contra enfermedades infecciosas emergentes y favorecer el acceso equitativo a ellas. La pandemia de coronavirus es su primer gran desafío: lleva destinados 29,2 millones de dólares a 8 proyectos contra el SARS-CoV-2, que incluyen vacunas recombinantes, de proteínas y de ácidos nucleicos. Esos fondos iniciales fueron proporcionados a la compañía biotecnológica alemana CureVac, a las estadounidenses Inovio Pharmaceuticals, Moderna y Novavax, y a las universidades de Hong Kong, Oxford (Reino Unido) y Queensland (Australia).

Cuestión de tiempos

El mundo cambió en un pestañeo luego de que el 31 de diciembre China reportara 27 casos de una neumonía de causa desconocida en Wuhan, provincia de Hubei. El nuevo coronavirus fue identificado una semana después, tras lo cual se compartió su secuenciación genética. Con esa información clave, en el marco de asociaciones público-privadas, grupos de científicos en diferentes puntos del planeta empezaron a trabajar en desarrollos que en otras condiciones demandarían alrededor de una década.

Pero ni los cálculos más optimistas ven posible contar con una vacuna para 2020. Tal es así que el mayor experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, Anthony Fauci, hombre clave en el abordaje de la pandemia en ese país, no titubeó al corregir al propio presidente Donald Trump en una de sus múltiples declaraciones inconsistentes, cuando dijo que la investigación avanzaba “muy rápidamente” y que las compañías farmacéuticas tendrán la vacuna “muy pronto”, en un período que estimó de 3 a 4 meses. El pronóstico de Fauci es que demandará como mínimo de 12 a 18 meses.

“El doctor Anthony Fauci es un líder mundial en enfermedades infecciosas y una de las personas más comprometidas que conozco (ya era director del NIAID cuando yo hice mi postdoctorado allí en los años ‘90). Él no puede ser pesimista y lo que está diciendo es que si - y solo si- uno de los intentos actuales llega a funcionar, podría ser utilizado masivamente en 18 meses. Mientras tanto, con los conocimientos de la biología del virus y de la respuesta inmune del individuo infectado que se vayan obteniendo, las estrategias de vacunación pueden irse definiendo mejor que con tiros al aire a ver qué volteamos”, comenta a Clarín el doctor en bioquímica Hugo Luján, director del Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades Infecciosas (CIDIE), que pertenece al CONICET y a la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

El investigador se muestra escéptico y cauteloso respecto de los anuncios sobre potenciales vacunas. “El conocimiento acabado del virus está lejos de concretarse y hay numerosos reportes contradictorios al respecto. Ante la emergencia se está probando lo que hay a mano tratando de encontrar algo que funcione sin mucho de racional en esos intentos", dice. Y añade que “ninguna vacuna que se ha hecho a las apuradas ha funcionado”. Por eso, considera que en el corto plazo desarrollar una droga efectiva contra el virus podría llegar a ser más útil.

Fuente: Clarín.

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