8M: Las mujeres de Salta, cuyos nombres quedaron en la Historia

Como cada 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer y en medio de las conmemoraciones, los homenajes, las marchas y los pedidos, InformateSalta decidió recordar a aquellas mujeres que dejaron su nombre para la historia, ya sea por su lucha, su labor, su ejemplo, sus muertes o sus legados.

Elegimos algunas de ellas para recordarlas en esta jornada:

Juana Moro: Es recordada por participar de una red de espionaje femenina, conocida como “Las Mujeres de la Independencia”, que fue de vital ayuda para la guerra que encabezó el general Martín Miguel de Güemes. En una oportunidad fue apresada y obligada a cargar pesadas cadenas, pero no delató a los patriotas. Cuando Pezuela invadió Jujuy y Salta, Juana fue detenida y condenada por espionaje a morir tapiada en su propio hogar. De ahí el apodo de “La emparedada”.

Juana Figueroa: Su muerte, ocurrida en marzo de 1903, aún es recordada. Tenía 22 años cuando fue encontrada sin vida en el canal de la actual Av. Yrigoyen, cerca de la Terminal de Salta. Fue su ex esposo quien le arrebató la vida con una vara de hierro. Con el paso de los años, Salta la convirtió en una “santa popular”.

Corina Lona (1887 - 1961): Se recibió de maestra a los 17 años y, tras la primera Guerra Mundial, empieza a estudiar el Braille para permitirle oportunidades de educación a la infancia no vidente salteña. Su legado aún permanece en la actualidad. La hermana de Corina, Sara Lona, además de educadora fue una religiosa que fundó la congregación de las “Hijas de la Inmaculada Concepción de la Caridad”, como así un colegio que lleva su nombre actualmente.

Benita Campos (1878 - 1928): Es recordada como la primera mujer periodista salteña. Fue docente, secretaria del Consejo General de Educación y después Inspectora General de Escuelas. Fue periodista del diario El Cívico y creó la revista mensual “Güemes” con la cual narró los aspectos más destacados de la vida del prócer. Así, logró que se colocara un monolito en el sitio donde hirieron a Güemes.

Emma Solá de Solá (1894 - 1984): Desempeñó cargos directivos en diferentes asociaciones culturales. En 1935 ganó la medalla de Oro por la “Poesía a la Virgen del Milagro” y fue ganadora del concurso para la letra del Himno al Señor del Milagro. Fue autora de numerosas e importantes poesías.

Juana Manuela Gorriti (1818-1892): Es considerada una de las primeras escritoras argentinas. Escribió múltiples cuentos, novelas y artículos, algunos de los cuales se desarrolla durante el periodo de la guerra de la independencia, dejando un vivo testimonio de cómo fueron los años en que vivió.

Jacoba Saravia (1814 - 1891): Hija de Apolinario Saravia, ejerció la docencia en plenitud, con abnegada dedicación, colaborando con su prima doña Benigna Saravia en el establecimiento que ésta fundara en el año 1848. Luego de esto, se dedicó a la enseñanza primaria en su propia casa, desde donde egresaba la niñez salteña.

María Loreto Sánchez Peón (1777 – 1870): Junto con Juana Moro, encabezó la red de mujeres que efectuó tareas de espionaje y sabotaje a las fuerzas realistas en Salta. Para hacerle conocer a Luis Burela la información del ejército enemigo, usaba un hueco en un árbol a orillas del río Arias, donde sus criadas que acudían al río con la excusa del lavado de la ropa, depositaban los mensajes y retiraban instrucciones. También se disfrazaba de vendedora de pan para conocer la cantidad de soldados que integraban la tropa realista.

María del Carmen Puch (1797-1822): Dos meses después de haber asumido Güemes la Gobernación de Salta, se convirtió en su esposa. Fruto del matrimonio, tuvieron tres hijos. Cuenta la historia que, al morir el prócer, se dejó morir de la tristeza ante la ausencia de su querido compañero de vida.

Josefa de la Corte Arias (1796-1873): Junto a otras damas salteñas, se encargó de la confección del vestuario del ejército del norte y para los escuadrones de gauchos del general Güemes. Gracias a su buena posición social, lograba juntar fondos para la causa patriota.

María Magdalena Dámasa Güemes, “Macacha” (1787-1866): Hermana del prócer salteño, fue una colaboradora ferviente de la lucha por la independencia. Colaboró en el armado del ejército de gauchos para su hermano, que pasaría a la historia como los “infernales”. Fue reconocida como la Primera Mediadora de Salta debido a su accionar para lograr la firma del Pacto de los Cerrillos, que le permitió al Congreso de Tucumán sesionar con tranquilidad. Macacha fue apodada “madre del pobrerío”, por su simpatía con las clases menos favorecidas de la sociedad.

Martina Silva de Gurruchaga (1790-1874): Junto a su marido, José de Gurruchaga, colaboró con el Ejército del Norte y el general Manuel Belgrano, haciendo la donación de paños para uniformes y dinero para comprar armamento, que se usarían en la victoria de 1813. Cuenta la historia que aquel 20 de febrero, Martina participó del combate liderando “Los ponchos azules”, como se conoció a su batallón por el color de la ropa; fue la primera en hacer rendir a los españoles, quitarles el pendón y la bandera real. Belgrano, en su honor, le otorgó el grado de “Capitana del Ejército”. Más tarde, siguió colaborando con el general Güemes en la guerra gaucha.

Elsa Salfity (1931-2004): Fue una reconocida artista salteña. Con muchas premiaciones, se desempeñó en el dibujo, la pintura, el grabado, la cerámica y el diseño de tapices. Sin embargo, hizo especial énfasis en la escultura, trabajando con arcilla, el cemento directo y el bronce. Su impronta la llevó a ser rectora de la Escuela Provincial de Bellas Artes. Una obra conocida de Salfity que constantemente aprecian salteños y turistas es el mural relieve cerámico en homenaje a Fray Mamerto Esquiú en la fachada lateral de la Basílica de San Francisco.

Fuente: Informate Salta.