Empieza el paro del campo, la medida de fuerza que el Gobierno no quiso evitar

Desde la 0 hs de este lunes y hasta las 24 hs del próximo miércoles, el campo realizará un cese de comercialización de granos en reclamo por el cierre de las exportaciones de maíz, dispuesto por el Gobierno el 30 de diciembre pasado.

Argentina
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Desde la 0 hs de este lunes y hasta las 24 hs del próximo miércoles, el campo realizará un cese de comercialización de granos en reclamo por el cierre de las exportaciones de maíz, dispuesto por el Gobierno el 30 de diciembre pasado.

El paro quedó firme a pesar de que a la medianoche el Gobierno anunció la reapertura del registro de exportaciones del cereal, con un tope de 30 mil toneladas diarias.

Se trata de una medida de fuerza que las entidades se resistían a anunciar, y a la que fueron empujadas por las bases, productores autoconvocados y, fundamentalmente, por el propio Gobierno.

¿Por qué el Gobierno? Porque además del sinsentido del cierre de exportaciones, se tomó cuatro días para reabrir las exportaciones a pesar de que el jueves por la tarde el ministerio de Agricultura había alcanzado un acuerdo que alejaba por completo el temor de desabastecimiento interno. Fue una negociación técnica que, según más de una fuente, resultó cajoneada por el ala política más dura.

Desde la Mesa de Enlace no tienen problema en admitirlo. “Nos empujaron al paro”, dijo a A24.com Agro el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes.

Y no hay dudas de eso: inicialmente el cese de comercialización iba a comenzar el miércoles pasado, pero una instancia de negociación abierta por el ministro de Agricultura, Luis Basterra, con los ruralistas llevó a postergarlo a este lunes. Se les daba más tiempo a las autoridades para encontrar una salida consensuada.

Luego, vino el acuerdo entre Basterra y sectores de la cadena del maíz, negociado durante el miércoles y jueves últimos. Representantes de los exportadores, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el Centro de Empresas Procesadores Avícolas y Maizar se pusieron de acuerdo, acta firmada mediante, en:

  • Garantizar el abastecimiento interno.
  • Mitigar efectos de cambios bruscos de precios internacionales que impactan en el consumo y promover facilidades en el acceso a la producción.
  • Generar una comercialización fluida, considerando las necesidades de la demanda, el abastecimiento interno y los precios.
  • Crear una mesa de trabajo permanente del maíz y trigo que permita darle mayor previsibilidad a las necesidades de cada sector involucrado.
  • Además, desde el sector presentaron un trabajo estadístico que reflejaba que aún quedan 10 millones de toneladas de maíz por comercializar hasta el ingreso de la nueva cosecha a partir de marzo. Se trata del 20% de lo producido en la última campaña.

Al término del encuentro, tanto desde el sector privado como desde el oficial, respiraban tranquilidad y confianza en que el conflicto iba a ser superado.

Incluso el ministerio de Agricultura emitió un comunicado en el que el Basterra destacaba el entendimiento como un avance que "nos coloca en condiciones distintas a la de semanas anteriores". Para finalizar: “las autoridades nacionales expresaron la satisfacción por los acuerdos alcanzados y manifestaron que realizarán una evaluación de los volúmenes informados para determinar si se anticipa la decisión de reabrir el registro para la exportación”.

En tanto, si bien no participaban de esta instancia de negociación, los dirigentes de la Mesa de Enlace habían seguido de cerca lo que sucedía y hasta consensuaron levantar la medida de fuerza si “el acuerdo era transparente” y se daba marcha atrás con el cierre de exportaciones.

Todos contaban con que el jueves por la tarde se diera el final feliz; era inminente, pero no pasó. Los dirigentes esperaron y esperaron, sin noticias.

Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA) contó el sábado que funcionarios “estaban revisando algo que no les cerraba”, aunque aclaró: “nunca hemos tenido la devolución” del trabajo presentado. Es decir, la objeción parecía más una excusa que un motivo real.

Sin embargo, Achetoni seguía apostando al acuerdo y ante la consulta sobre si levantarían la medida de fuerza si el gobierno reabría las exportaciones, disparó: “Disipando la medida que había generado el conflicto, no tiene sentido mantener el conflicto”.

También el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, había dicho días antes que sector estaba "abierto al diálogo" pero que necesitaba que "que se revierta con urgencia" el cierre de exportaciones. "Ojalá este tiempo sirva para que el Gobierno reflexione", remataba en declaraciones radiales.

Pero pasaron las horas y no hubo nuevos contactos con el Gobierno, por lo que el domingo por la tarde llegó la inevitable confirmación de la medida de fuerza, ratificada hoy a la madrugada.

Un paro simbólico

Para analizar el paro que comienza hoy es necesario considerar que tres días de cese de comercialización no deberían generar ningún impacto en el abastecimiento de materia prima, ni para el mercado interno ni de exportación.

Si a alguien le queda dudas, los trabajadores de la industria aceitera acaban de paralizar el sector por 21 días y no llegó a registrase ni un amague de desabastecimiento de aceite en las góndolas. En definitiva: no hay razones para que falte ni trigo, ni harina, ni pan, ni girasol, ni aceite ni maíz, ni subproducto de ningún tipo.

Al no estar incluida la comercialización de hacienda, tampoco hay riesgo de desabastecimiento de carne.

Las entidades también desaconsejan el control de cargas en las rutas. Sobre este punto, tampoco se descarta que alguna entidad de base o grupo de autoconvocados se decida a hacerlo, pero en todo caso serán situaciones puntuales.

En definitiva, se trata de un paro simbólico que apunta a hacer visible la disconformidad de los productores con las políticas oficiales.

¿Esto significa que la medida no es trascendente? Para nada, atrás de la decisión de CRA, FAA y la SRA, asoma la disconformidad con el trato que el Gobierno le da al sector agropecuario y el fin de la credibilidad de los funcionarios nacionales.

Porque más allá de que la relación no fue buena desde el principio, lo que más daño provocó en el último tiempo fueron los mensajes contradictorios entre aperturas de mesas de diálogo y decisiones inconsultas que afectan al sector.

Por eso la convocatoria asegura que el objetivo es "que se visualice que el cierre de exportaciones del maíz y las otras decisiones desfavorables que afectan la producción del campo argentino, también deterioran el futuro del país.

Además del maíz, entre las últimas figuran: modificación de esquemas de retenciones del 31 de diciembre, la prohibición de accesos a créditos MiPyme del Banco Nación a productores de soja y trigo y la modificación a la Ley de Manejo del fuego.

Y si bien los dirigentes nacionales estuvieron hasta último momento tratando de tirar puentes para evitar la medida de fuerza, desde las bases y los productores autoconvocados los empujan a profundizarla.

Por ejemplo, la Asamblea realizada en Santa Fe el viernes pasado, dejó por escrito el mandato de "no levantar las medidas, aunque el gobierno levante las restricciones a la exportación de maíz" y de mantener "presencia al costado de las rutas, sin cortes durante los tres días".

La sinrazón del cierre de exportaciones

Sobre la inutilidad y lo incomprensible del cierre de las exportaciones de maíz es necesario repasar lo básico:

  • No sirve para contener el precio de los alimentos. Según los datos de la fundación FADA, el costo del maíz representaba en agosto menos del 5% de lo que los consumidores pagaban por un kilo de carne vacuna o un litro de leche. En el caso del cerdo, desde la actividad porcina explican que el maíz representa menos del 9% del precio del pechito de cerdo en la carnicería.
  • Tampoco hubo una escalada del precio del pollo como se quiere argumentar. Según el IPC-INDEC, a noviembre (último dato conocido) el kg de pollo había tenido una suba interanual del 32%, bastante por debajo del movimiento de precios del resto de la economía.
  • No se logró la baja del precio del maíz pretendida. Más allá de una caída inicial, el precio pizarra que establece como referencia la Bolsa de Comercio de Rosario era de $17.000 por tonelada el 30 de diciembre (fecha del cierre de exportaciones) y de $ 16.950 el 7 de enero.
  • El propio ministerio de Agricultura asegura en su página web que a fines de diciembre quedaban 9,7 millones de toneladas de maíz para ser comercializados. En otras palabras, el 20% de la producción para abastecer las necesidades de solo dos meses.
  • Tampoco hará que el productor decida desprenderse del cereal. Como tantas veces se explicó en el caso de la soja, el grano es una reserva de valor y la imposibilidad de acceder al mercado único de cambios hace que opte por retener su producción hasta que tenga que enfrentar diferentes gastos.
  • Ni hablar de las declaraciones del presidente Alberto Fernández planteando que los productores de alimentos quieren cobrarle a los consumidores argentinos lo mismo que paga el mundo. Mientras el maíz cotizó el viernes USD 196 por ton en Chicago, en la Argentina, si un productor quiere vender su producción y quedarse en dólares recibe USD 117 a través del mercado bursátil.

En ese contexto, la decisión del Gobierno de reabrir parcialmente la exportación de maíz, dada a conocer el domingo a medianoche, llegó a destiempo.

Desde la SRA confirmaron que la misma "no cambia nada y que el paro seguirá adelante". Del mismo modo, lo hizo CRA durante la madrugada y se espera que FAA lo hagan en el mismo sentido.

Es que los productores no solo se quedaron disconformes con el cupo diario, sin claridad aún sobre como se repartirá ese tonelaje entre las distintas empresas, sino que sienten como una provocación que se haya anunciado minutos después del comienzo de la medida de fuerza.

Fuente: A24.com

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