6 tips para emprender la “autocuración” interior en pandemia

Tiempos difíciles los que vivimos. Antes, enseñábamos en las empresas cómo balancear la vida familiar y laboral, corriendo de un lugar a otro. Ahora, tenemos que pensar cómo ayudar a las personas a alcanzar ese balance en sus propios hogares, devenidos trincheras protectoras del covid pero también espacios de súper exigida y enmarañada realidad familiar y laboral.

Para Carolina Muñoz Albiero, psicóloga y coordinadora de los programas de manejo de estrés en Train your Brain Argentina, "la vida de cada uno de nosotros ha cambiado significativamente en estos últimos meses. La pandemia trajo cambios impensados y ahora de pronto estamos abocados a sostener rutinas que nunca imaginamos y que exigen de nosotros adaptaciones físicas, mentales y emocionales”.

Las adaptaciones son mayúsculas: más tiempo sentados y encerrados, menos contacto con espacios abiertos y verde, distancia física de seres queridos e interrupción de actividades sociales significativas como el cine o el teatro, entre algunas de las tantas abstinencias que padecemos hoy en día.

Y en cuanto a trabajo y familia, una ensalada mayúscula que no nos ayuda a discernir, ni en tiempo ni en espacio, en qué contexto estamos. De pronto, estamos con la computadora enfrente pero con un juguete en la mano mientras cantamos para entretener a nuestra hija. Tiempos difíciles, tiempos de pandemia. Pero atención: la salida puede ser poderosa, renovadora.

Cuidarnos del perfeccionismo, el deseo de control y la culpa

Tres cosas nos complican en nuestro camino a encontrar el equilibrio en nuestra vida de confinamiento, todas parientes entre sí: el perfeccionismo, el deseo de control y la culpa.

El perfeccionismo constituye una forma de exigirnos a alcanzar una meta inalcanzable, lejanísima, con cierta severidad y que nos produce malestar al reconocer la discrepancia de dónde estamos y dónde querríamos estar.

El deseo de control sería ese impulso a cubrir todos los aspectos de un fenómeno sin tener la suficiente flexibilidad de adaptarnos a lo que se nos escapa, a lo ingobernable, a lo impredecible. Es una forma bastante egocéntrica de relacionarnos con el mundo pero muy exacerbada por nuestra cultura exitista.

El tercer aspecto relacionado con lo anterior es la culpa, esa emoción dolorosa que nos recuerda que actuamos mal, fallamos en la manera en que gestionamos las cosas y por ello debemos recordárnoslo continuamente.

Los tres son dañinos, injustos y nos empujan a estados crepusculares de nuestro ser donde el disfrute no existe. Es el reino de la insatisfacción.

Tips para tolerar este viaje imposible

Soy un convencido que podemos salir adelante a pesar de las dificultades. En pediatría por ejemplo se sabe que, cuando un niño pierde peso por una enfermedad, luego lo recuperará rápidamente en un proceso llamado crecimiento compensatorio por el cual el organismo absorbe lo que necesita en poco tiempo, con mayor velocidad de lo normal.

¿Puede ocurrir algo así con nuestras mentes, con nuestra socialidad? Creo que sí, que si bien seguramente habrá un gran impacto en nosotros debido a las restricciones socio-emocionales que venimos padeciendo, también se abrirá un poderoso período de resiliencia y reconstrucción individual y colectivo.

Pensando en cómo echar a andar ese proceso protector ya mismo, Muñoz Albiero nos da algunos consejos:

✓Tener la disposición de abrirnos y dar espacio a nuestras emociones.

✓Permitirnos hacer pausas sagradas, parar y preguntarnos amablemente: ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito?

✓Activar en nosotros el autocuidado. Esto de por si facilitará nuestro bienestar pero también actúa como freno a las autoexigencias que se activan automáticamente en nosotros.

✓No perder de vista lo que es valioso para nuestras vidas, aún en esta situación podemos dar pasos significativos en esa dirección.

✓Intentar separar y ordenar los tiempos para cada ámbito de nuestras vidas, familia y trabajo.

✓Agradecernos de manera consciente y en voz alta lo valioso que aún persiste en este tiempo, nuestra salud, el trabajo (si es que lo tenemos), la reciprocidad y la incondicionalidad de saber que podemos contar con el otro, cada pequeña cosa que nos trae el día.

Fuente: Clarín (*Martín Reynoso es psicólogo, director de Train Your Brain Argentina y autor de "Mindfulness, la meditación científica").