Dualidades: un mundo en busca de la polarización

El mundo gira en torno a la polarización; blanco y negro; agua y aceite; bueno y malo; izquierda y derecha. Clasificar una situación, persona o decisión dentro de esta categoría dónde no existen grises, nos lleva a ser extremistas, y en algunos casos, a no ser conscientes de que la mayoría de las situaciones por las que pasamos, no se pueden controlar o incluso, evitar. 

La pasión por defender el extremo dónde estamos parados, nos separa del otro con cuestionamientos y prejuicios que se manifiestan en problemas sociales, religiosos, culturales o políticos. Vivimos en un mundo donde el ego nos come de tal  manera  que creemos que vamos a conseguir la paz mental, si tenemos la razón. 

Ni hablar sobre cómo destacamos el extremo negativo sobre lo positivo; defectos sobre las virtudes, insultos sobre los elogios, críticas destructivas sobre las constructivas. Las personas tenemos ese don particular de anular todo lo bueno, para dar entrada a lo malo.

¿Por qué, en un mundo tan diverso, seguimos viviendo de dualidades? Muchos acontecimientos a lo largo de nuestra vida, nos demuestran que hay una escala de grises que dibujan un panorama diverso de opiniones. La respuesta a esta pregunta reside en el poder; el poder de la palabra, de la influencia. Las personas con tal de tener cierto poder, pueden modificar drásticamente su dualidad frente a cierta temática para estar a merced de lo que opina la mayoría. 

Cuando aprendamos a priorizar nuestra paz mental por sobre el poder efímero de tener la razón y el de la influencia, vamos a obtener una cualidad que es muchísimo más poderosa que juzgar a alguien por tener una posición gris frente al blanco y negro: la aceptación.

El simple acto de aceptar la presencia de una escala de grises nos trae tranquilidad mental.

Tomemos como desafío enfrentar nuestras dualidades para cambiar nuestra actitud extremista.

"Sé selectivo en tus batallas; a veces, es mejor tener paz que tener razón".